Se trata de un retrato de gran calidad, como pocos, a lo largo de su carrera, donde se muestra a sí mismo fumando, y con medio cuerpo inferior difuminado por el humo.
La expresión facial es de contemplación y desconcierto, como secundando las palabras que dijo el mismo: "Enfermedad y locura fueron los ángeles negros que cuidaron mi cuna..."