El pintor crea un ambiente de luz contradictorio, pero que roza la realidad. Un claroscuro presentado por un cielo azul celeste, bien iluminado y lleno de unas mullidas nubes que parecen de algodón; abajo una casa en penumbra, con una oscuridad generada precisamente por el contraluz de las figuras y sobre la propia luz del cielo. Da la impresión de que son los árboles y el edificio los que generan tan grande contraste.