Se trata de una de las principales pinturas de Munch, donde se retrata a sí mismo en una manifiesta condición de vejez y soledad
Sin mostrar sentimiento alguno. Lo único que espera es la muerte, la cual se cierne sobre el simbólicamente, se sitúa entre el reloj y la cama: el primero símbolo del poco tiempo que le queda y la segunda símbolo del desenlace fatal.