Esta es una de las pocas obras donde el pintor plasma un suceso histórico, en este caso relacionado con la ciudad de Rochefort y el camino perdido hacia la república.
El mar, hecho con pinceladas ligeras y caóticas cubre la tela casi por completo, la gama de azules marinos y la soledad del paisaje, denotan la melancolía que sintió el propio artista al ver derrumbadas sus aspiraciones republicanas.