La obra muestra un campo de horizonte bajo, donde el cielo destaca por su riqueza cromática, incluyendo grises, celestes, rosas y violetas. En el camino a lo lejos se distinguen dos figuras humanas, de lo que parecen ser lugareños. La composición es impresionista de manual: líneas convergiendo en el centro y las manchas de pintura mínimas para mostrar un paisaje que mirado desde lejos es de máximo realismo.
El cuadro se encuentra expuesto actualmente en el Museo de Arte Occidental en Tokio, Japón.